“…En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo”. (Juan 16:33). Nuestra guía por excelencia nos narra todo lo que debe acontecer en este mundo. Cosas que ya han pasado, las que ahora mismo el mundo entero está enfrentando; y aún más, que están por venir.
La ciencia le ha llamado “COVID-19”, la BIblia le llama “PESTES”.
Cómo en una película de ciencia-ficción llena de mucha tensión, en la que podaríamos experimentar: incredulidad ante lo que oímos y vemos en la pantalla, acompañado con ansiedad, preocupación y pánico por lo que está por venir en la próxima escena. Así mismo es lo que nuestro prójimo ha experimentado en sus propias vidas -No en una película de ciencia-ficción- y la tensión es tanta, que nadie sabe quién será el próximo!
Muchos han visto cómo sus seres queridos han perdido la batalla y han fallecido súbitamente, sin que nada, ni nadie haya podido ayudarles.
Así es como la Biblia lo describe en Mateo 24:6-7:
Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.
Hemos sabido de guerras y hemos oído rumores de guerras, pero, porque se levantará nación contra nación?
En un caso muy extremo, cada governante tratará de proteger a la población y mantener sus fronteras a salvo de cualquier peligro para sus vidas. Además de buscar los mecanismos eficientes para que la fuerza activa del país no se detenga. Cada país tratará de proteger sus insumos y materiales para consumo propio y que pasará con aquellos países que dependen de otros para satisfacer sus necesidades básicas?
No hay que ir muy lejos, a casusa del COVID-19 estamos viendo el cierre de fronteras en algunos países -cada gobernante tratando de proteger a sus ciudadanos- eso podría traer conflicto de intereses entre paises. La economia global está siendo golpeada grandemente y no sabemos cuánto podrán las naciones afectadas soportar en esta condición; hasta que pueda ser erradicado por completo el coronavirus. Antes hemos visto otra clase de virus erradicados en ciertos paises y ciertas zonas, mucha gente ha muerto a causa de ellos sin embargo, al día de hoy ya existe una vacuna de prevención, como por ejemplo “El Flu”; pero el alcance del presente virus es aún más potente y no descrimina a nadie. La forma en que se desarrolla el virus en la persona contagiada es muy sútil, principalmente por que no presenta ningún sintoma, sino hasta varios días después del contagio. Jamás supimos de cierre de fronteras, para prevenir la propagación de lo que los expertos en salud llaman Pandemia, aún así,la Bíblia nos dice: ..."es necesario que todo esto acontesca, pero aún no es el fin".
Hemos sido testigos de terremotos en diferentes lugares, virus “pestes” erradicados en ciertos paises y como sabemos, cada desastre trae consigo consecuencias, los mas vulnerables sufrirán aún más; los que no mueran por haber sido infectados por el virus, probablemente moriran por otra causa relacionada: “La Economía” ésta afectará tanto a ricos, como a pobres. Aquellos que decidieron poner su dinero en un lugar que aparentemente les haría aumentar lo que ya tenían, sin embargo, acontecimientos como éste, hacen que las inversiones se vayan abajo y con ello, la pérdida porcentual de su capital; más de alguno sufrirá daños en su salud por esa causa. Algunos de ellos son personas retiradas, que han depositado el dinero de su retiro, que con tanto esfuerzo trabajaron. Y quien podrá responder, ante eso? Nadie podra ser culpado por la pérdida de dinero relacionada con la pandemia actual.
Los más pobres sufriran al verse afectados directamente debido a la escasez de trabajo y de alimentos. Y si esta situación se extenderiera, no habría dinero que pudiera comprar las necesidades básicas, por lo tanto, todos al final sufriríamos en escala.
Vi en las noticias, que en España, uno de los médicos entrevistados, conmovido hasta las lágrimas, lloraba ante la impotencia de ellos; al no saber que hacer para salvar la vida de los infectados, suplicándole a la población, quedarse en sus casas para evitar que más personas sean contagiadas y erradicar el virus lo más pronto posible.
Eso tocó mi corazón y me motiva a compartir con ustedes esta reflexión:»
Nadie sabe que viene en la próxima escena de nuestra vida real, ni a quien le tocará ser la próxima victima. Estamos acostumbrados a ver las cosas pasar de lejos, lo cierto es; que nadie está seguro de esta peste mundial y cualquiera de nosotros o alguien a quien amamos pudiera ser el siguiente.
La pregunta es : Estamos preparados?
Mucho más allá de estar preparados con todo lo material para enfrentar las consecuencias del coronavirus, debemos prepararnos espiritualmente para lo que venga de acuerdo con la voluntad de Dios.
Porque no sabemos cuándo tendremos que marcharnos de este mundo y tampoco sabemos cual sería la causa; aún así, lo que acontece es un llamado de atención y debemos estar preparados entre tanto llegue nuestro momento.
«No esperes más, ve a contactos, llena el formulario y déjanos saber cómo Dios ha ministrado tu vida»
Somos tan frágiles y tan necesitados de protección y en toda situación, "la protección divina es la única efectiva; y no hay otra."
Cada cuál que ha enfrentado el virus en su propio cuerpo y haya salido con bien, debe comprender que no ha sido por cuestión de suerte; es porque así estaba escrito, que se le daría una oportunidad más para reconocer que Dios es real y un Dios de segundas oportunidades, para vivir de acuerdo con sus estatutos. El siempre está esperando a que nos volvamos a El y dejar nuestra mala manera de vivir. El espera que dejemos de tomar las cosas a la ligera, viviendo como si nos gobernáramos nosotros mismos e ignorando que hay un Dios que todo lo puede a quien debemos honrar con nuestra manera de vivir.
Nos espera la mejor escena de nuestra vida y es la que tendremos el día que estemos ante la presencia de Dios, aquel día en el cual seremos juzgados por nuestras acciones y aunque no lo creas será como estar frente a una pantalla gigante, podremos ver todas las escenas de nuestra vida, que muestran nuestras acciones -buenas y malas- por las cuales estaremos a punto de ser juzgados.
Por lo tanto, es aquí y ahora que todavía tenemos tiempo de recapacitar y enmendar todo lo malo; y animar a otros a hacer lo mismo, para que en ese día no tengamos nada de que arrepentirnos.
El llamado es para todos, para buscar a Dios sin hipocresía, con un corazón humillado; reconociendo que le hemos fallado y suplicándo a El su misericordia.
«Si necesitas la oración, ponte en contacto y permítenos orar por tí y ser partícipes de tu bendición»